"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Deriva continental, tectónica de placas y relieve actual


La deriva continental, a lo largo de este eón, se conoce bastante bien, en base a los datos paleomagnéticos y a las huellas dejadas en el registro geológico, de los choques y separaciones de estas masas continentales.


Como ya sabemos, los rasgos geográficos, climáticos y biológicos de cada continente, sufren continuas alteraciones a medida que cambian su posición y configuración en el globo terráqueo y esto se ha constatado de forma bastante clara en el registro geológico de este eón. La compleja evolución de la Tierra, solamente se interpreta correctamente, si se tiene en cuenta la deriva continental.


A comienzos de la era paleozoica, en el Cámbrico, existía un continente, llamado de Gondwana (antigua región de la India) formado por: África, Suramérica, Australia, La Antártica, India y partes de China. En cambio, Norteamérica y el fragmentado resto de Eurasia estaban aislados. Era época de transgresiones marinas y con relativamente abundantes plataformas continentales. Es este contexto tuvo lugar la llamada explosión cámbrica de la biosfera.


En el Ordovícico, Gondwana se movió hacia el sur y en este continente sobrevino la glaciación ordovícica; en el hemisferio norte apenas existían continentes.


Por aquellas fechas (450 m.a.), un bloque continental, formado por Rusia y el norte de Europa (Báltica) se fue acercando a la antigua Norteamérica (Laurentia) contra la que acabó por chocar entre el Silúrico y el Devónico. Esta colisión generó la orogenia caledoniana y un nuevo continente, Laurussia.


Desde el Devónico (385 m.a.) los continentes comenzaron a aproximarse hacia una pangea, la última hasta la fecha, que se acabó por formar a finales del Pérmico (alrededor de 240 m.a.). Parece ser que Laurrusia tenía, en estas épocas, un clima ecuatorial.


En el Carbonífero (hace unos 300 m.a.), Gondwana derivó hacia el norte, hasta colisionar con Laurrusia, formándose los Apalaches en Norteamérica y la cadena hercínica en Europa, como consecuencia de esta colisión; es la segunda orogenia de la era paleozoica, la orogenia herciniana.; se había comenzado a fraguar la última pangea.


Buena parte de Asia, todavía estaba derivando en el océano Pacífico, y fue
en el Pérmico, cuando se completo la formación de la pangea: Siberia chocó con Laurrusia, formando los Urales, con el bloque de Kazajstán y al comienzo del Triásico (225 m.a.) con China.


Desde entonces, Laurrusia pasa a llamarse Laurasia y la última pangea ya está formada.


Hay que hacer notar, que durante el Carbonífero (325 - 263 m.a.) los bosques de helechos arborescentes y otros árboles de la época, de zonas ecuatoriales y templadas, de los continentes situados actualmente en el hemisferio norte (Norteamérica, Europa, Rusia, Siberia y China), dieron lugar a los depósitos más importantes de carbón (hulla y antracita).


Por otro lado, el continente de Gondwana, sufrió una segunda glaciación (la glaciación de Gondwana), que ha quedado registrada con tillitas en África del sur, Suramérica, India y Australia.


Como consecuencia de la formación de esta última pangea durante el Pérmico y el Triásico (primer periodo de la era mesozoica) el nivel del mar alcanzó niveles muy bajos y las tierras emergidas fueron las mas numerosas de la historia del planeta; las cordilleras, muy elevadas, al atraer las precipitaciones, provocaron la existencia de grandes desiertos en muchas zonas del interior de la pangea. Se formó un gran océano universal, la panthalassa; este océano tenía un entrante que a modo de cuña o de gran golfo, se introducía en el supercontinente desde el este, a nivel del ecuador, en donde estaría situada la actual Iberia, entonces de clima ecuatorial; esta cuña oceánica ha sido denominada el mar de Thetys, precursor del actual Mediterráneo.


Esta pangea, como todos los supercontinentes, ha tenido una vida geológicamente corta, y
ya, a finales del Triásico comenzó a fragmentarse. Comienza a formarse el océano Atlántico, primero a nivel del ecuador y luego se abre por el norte y algo más tarde por el sur; comienza la deriva de las Américas hacia el oeste, que ya es evidente en el Cretácico (146 - 65 m.a.), último periodo de la era mesozoica.


Paralelamente, Gondwana, se fragmenta, comenzando la separación por la India, a la que sigue Australia, y quedando la Antártica aislada en el polo sur. Tanto la India como Australia emigran hacia el ecuador, hacia el norte, mientras que África y Suramérica se separan, abriéndose cada vez más el Atlántico sur. Al emigrar los continentes americanos hacia el oeste, la litosfera oceánica del Pacífico subduce bajo éllos y se forman las Montañas Rocosas en Norteamérica y los Andes en Suramérica.


El microcontinente de Cimeria (desde Turquía hasta Pakistán) chocó contra Asia. Estamos ya en plena orogenia alpina.


La dispersión de la pangea, cambió de nuevo el clima hacia uno más cálido y húmedo (típico del Jurásico y del Cretácico), al circular más corrientes oceánicas cálidas entre los fragmentos continentales; además fueron épocas de gran actividad de las dorsales oceánicas, como lo demuestra la rápida apertura de los océanos, como el Atlántico, con el consiguiente aporte de nutrientes inorgánicos expulsados por los volcanes de dichas dorsales, que provocaron una explosión de plancton oceánico durante el Jurásico y Cretácico, que luego daría lugar a la mayor parte de los yacimientos petrolíferos de la actualidad, los cuales se formaron, por lo tanto, en estas épocas. Además el océano inundó las plataformas continentales, donde se depositaron abundantes calizas marinas, sobre todo en el Cretácico y la diversidad biológica aumentó no solamente por la dispersión continental y el consiguiente aislamiento geográfico, formador de especies, sino también por la rica flora y fauna marina que se estableció en estas plataformas continentales.


La era cenozoica, nos lleva a la geografía y clima actuales. India acabó por chocar contra Asia y formar así el Himalaya, la última cordillera de la orogenia alpina; Arabia colisionó con Cimeria e Iberia e Italia contra el sur de Europa (Pirineos y Alpes, respectivamente); de esta forma, en la orogenia alpina,
se configuran dos grandes zonas de generación de cordilleras montañosas: una este-oeste, de colisión, desde los Pirineos hasta el Himalaya, y otra, subductiva, rodeando el Pacífico, desde Nueva Zelanda hasta Tierra de Fuego en Chile; es en estos dos cinturones orogénicos, donde se producen una gran cantidad de sucesos geológicos de borde de placa, en la actualidad, como terremotos, erupciones volcánicas, formación de pliegues y fallas, formación de rocas endógenas.... Estas zonas constituyen la "tierra inquieta, activa e inestable", a diferencia de los grandes núcleos continentales actuales, de mayor estabilidad y quietud geológica, los escudos, africano, brasileño, canadiense, siberiano...


Respecto al clima durante la era cenozoica, se enfrió a partir de comienzos de la era, quizá como consecuencia de las, cada vez más numerosas, cordilleras formadas en la orogenia alpina y el advenimiento, más tarde, de nuestra glaciación cuaternaria (desde 15 m.a.)


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